"Una Comedia Sin Fin": Conservadores y Liberales en un Aro de Promesas Vacías.

"Una Comedia Sin Fin": Conservadores y Liberales en un Aro de Promesas Vacías.

Angela Maritza Carlosama Calvache

En el circo político del país, el partido Liberal y el Partido Conservador son protagonistas de una tragicomedia que hace reír a unos y llorar a otros. Estos dos titanes políticos, que alguna ves defendieron las opiniones diametralmente opuestas y los elevados ideales de la nación, ahora parecen mas interesados en tender trampas y lanzar dardos que en encontrar soluciones a los problemas reales que enfrenta el país. El partido Liberal, que se considera líder la libertad y el progreso, ha demostrado su habilidad para establecer promesas vacías. Como la magia de un charlatan de carnaval, sus lideres, ataviados con trajes elegantes y discursos pomposos, se mueven entre las masas y brindan soluciones mágicas a los problemas que ellos mismos han ayudado a crear. Mientras tanto, en la otra mitad del ring, el Partido Conservador es retratado como el defensor de los valores tradicionales y la estabilidad, pero su historia conservadora parece más una mirada hacia atrás que una visión del futuro.

El debate entre liberales y conservadores es como una carrera de caballos en la que ambos partidos están más interesados en promover sus propias agendas que en ganar el premio final, que es el bienestar del pueblo colombiano. Las conversaciones en el Congreso son comparables a una fiesta de ajedrez donde cada movimiento se considera cuidadosamente para mantener el status quo e impedir cambios legítimos. Consciente de que los políticos se preocupan más con mantener sus privilegios que con servir a la gente, el pueblo igualmente observa con escepticismo desde las graduadas. Las diferencias ideológicas que alguna vez separaron a liberales y conservadores ahora son sólo aparentes. Ambos bandos se han convertido en expertos en el arte del cinismo político, prometiendo una cosa en campaña y haciendo otra una vez en el poder. Ambos bandos se han convertido en maestros del arte del cinismo político, prometiendo una cosa durante la campaña y actuando de manera diferente después de llegar al poder. Así, los problemas reales en Colombia, como la desigualdad y la corrupción, se tratan de manera secundaria mientras los políticos se concentran en sus luchas de poder. Se necesita desesperadamente una nueva brújula para la comedia política de Colombia. Es hora de que conservadores y liberales dejen de lado sus diferencias y cooperen por el bien común. Mejor aún, es hora de que surjan nuevas fuerzas políticas que realmente quieran cambiar y tengan ideas innovadoras. Es nuestra responsabilidad colectiva garantizar que el pueblo colombiano reciba un mejor trato que esta farsa política.

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