El perro persiguiendo su cola, de vuelta al centralismo (1886)
El perro persiguiendo su cola, de vuelta al centralismo (1886)
John Edwin Leal Ferreira
La Constitución promulgada en 1886 ha sido un pilar
fundamental en la trayectoria política y legal de Colombia, forjando un marco
institucional arraigado por más de cien años. Esta legislación, aunque sentó
las bases de la estabilidad política, también reflejó las tensiones inherentes
y los desafíos de una sociedad marcada por divisiones y disparidades.
Desde su origen, proporcionó el cimiento para la
organización del Estado colombiano, promoviendo una estructura centralista
destinada a mitigar los conflictos regionales y consolidar la autoridad
gubernamental. No obstante, su enfoque conservador y centralizado contribuyó a
mantener exclusiones sociales y políticas, restringiendo la participación
ciudadana y generando tensiones internas.
Con el devenir del tiempo, este documento ha sido objeto de
críticas y reformas (alrededor de 74), siendo la constitución más longeva y la
vez reformada de la historia, reflejando así la evolución de la sociedad
colombiana y sus aspiraciones hacia un Estado más equitativo y democrático. Las
enmiendas constitucionales recientes han buscado trascender las limitaciones
del marco institucional, promoviendo la descentralización, la participación
ciudadana y la salvaguarda de los derechos humanos.
En la actualidad, el legado de la Constitución de 1886 sigue siendo motivo de debate político y jurídico en el país, recordándonos la imperiosa necesidad de edificar un Estado que garantice la igualdad, la justicia y la participación plena de todos los ciudadanos. A pesar de haber constituido un pilar de estabilidad, también nos insta a superar las desigualdades arraigadas y a avanzar hacia un futuro más inclusivo y equitativo para Colombia. Un proyecto que se va a consolidar con la siguiente constitución… La Constitución de 1991.
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