Apología en la historia constitucional al mortinato (1830)
Apología en la historia constitucional al mortinato
John Edwin Leal Ferreira
Es bien conocido en el área médica situaciones en las cuales el producto de
una gestación muere en las ultimas semanas antes del parto o durante el nacimiento dando lugar al
termino medico de “mortinato” u “óbito fetal”. Como es esperado, este es un
evento catastrófico para la madre quien ha llevado el peso del embarazo por un
largo periodo, y más allá de lo físico ha dado lugar a una relación emocional
con su bebé, por lo que al momento de la perdida la madre puede presentar
intenso dolor llegando incluso a caer en la depresión.
La situación anterior si bien corresponde a una condición biológica sirve
como una analogía dentro del análisis de la historia constitucional de nuestro
país.
Nos ubicamos en 1821 con la Constitución de Villa del Rosario - Cúcuta y la
intención de consolidar el proyecto del libertador Simón Bolívar de denominado “La
Gran Colombia” siendo inicialmente la unificación de los países hoy conocidos
de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá. Este ambicioso proyecto no se
limitaba a consolidar este territorio independiente, tenía la intención de
continuar su anexión de territorios de la mano de la campaña libertadora en el
sur del continente.
Para mala fortuna de los proyectos de libertador el dejar sola la presidencia
de este nuevo territorio genera una situación de inestabilidad interna donde
las rencillas internas entre centralistas y federalistas vuelven a rememorar lo
ocurrido en la Patria Boba (esta situación es un claro indicativo que somos un país
que no aprende de sus errores y vuelve a tropezar con la misma piedra).
Pese a lo anterior buscando dar continuidad a las ideas del libertador se
convoca una Asamblea Constituyente en el año de 1828, siendo un total fracaso
producto de un descontento social cada vez mayor y tensiones asociadas a
amenazas y manipulaciones entre los convocados. Es tal el ambiente de
polarización que no se logra hacer ningún borrador del texto.
Para el año 1830 como signo de la agonía de un paciente próximo a fallecer
quien toma su último aliento tratando de aferrarse a la vida, se convoca una
nueva Asamblea Constituyente en la cual se logra consolidar un texto
constitucional para la Gran Colombia. Sin embargo, este texto choca de frente
con una dura realidad: La independencia y promulgación de las constituciones de
Venezuela y Ecuador que marca el fin de la Gran Colombia y el inicio de la
dictadura de Simón Bolívar.
En 1830 la Gran Colombia ha muerto y ha dado a luz a una nueva constitución. Una
constitución condenada al mismo destino de su madre antes de nacer, una constitución
que regula una nación inexistente, una constitución que ha nacido muerta y no
es más que un papel sin espíritu, sin identidad, sin materialización. Una
perfecta analogía a la muerte, a la decadencia social y la prevalencia de los
intereses particulares sobre la unidad de un país. Colombia casi 200 años después
no ha podido desprenderse el aroma de la muerte. Basta con ver los noticieros y
el ver cómo nos eliminamos entre nosotros a diario por cuestiones triviales.
Todo esto me lleva a pensar: ¿Es la muerte parte de nuestra identidad como
nación?
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